Star Wars Outlaws – Análisis
Vamos a ser muy sinceros: Star Wars Outlaws nos ha sorprendido. Cuando hablamos de un juego de mundo abierto de Ubisoft resulta inevitable pensar en un mapa atestado de iconos, campamentos que conquistar, torres que escalar y activar, sistemas roleros con multitud de números y estadísticas, ingentes cantidades de coleccionables, tareas que tienden a repetirse sin parar y otras tantas características comunes que solemos encontrar en la mayoría de las últimas producciones de la compañía gala. No lo decimos como algo negativo, ya que es una forma de hacer este tipo de títulos tan válida como cualquier otra y que ha demostrado ser inmensamente popular y exitosa, y cuando se ejecuta bien nos ha dejado obras que nos han divertido durante decenas de horas, ya sean de Ubisoft o de otras empresas.
Por ello, estamos seguros de que no fuimos los únicos que pensamos que Star Wars Outlaws estaría cortado por este mismo patrón, teniendo su principal factor diferenciador en el hecho de estar ambientado en el querido universo creado por George Lucas. Sin embargo, lo que nos hemos encontrado es un título muy distinto y con bastante personalidad que se aleja de las tendencias actuales para ofrecernos una aventura inesperadamente refrescante, muy divertida, con un mundo abierto orgánico y fantásticamente diseñado, buenas misiones y una sobrecogedora recreación del Borde Exterior que nos ha hecho sentir como los auténticos protagonistas de una nueva película de La Guerra de las Galaxias.
Una historia de ladrones, pillos y delincuentes en los bajos fondos de Star Wars
De este modo, el título se sitúa entre los acontecimientos que tuvieron lugar entre El Imperio contraataca y El Retorno del Jedi y nos pone en la piel de Kay Vess, una ladrona de poca monta que, debido a una serie de catastróficas desdichas, acaba con una marca de muerte por parte de uno de los sindicatos criminales más peligrosos y letales de la galaxia. Por suerte para ella no todo está perdido y un misterioso personaje no tarda en proponerle un trato para así librarse de su sentencia, escapar del Borde Exterior y ser, por primera vez en toda su vida, libre de verdad: reclutar a la mejor tripulación posible para realizar el atraco más grande que ha conocido jamás la galaxia. Un golpe que promete un botín tan espectacular que solucionaría de un plumazo todos sus problemas.
Esta premisa tan sencilla da pie a una aventura que nos lleva a viajar por varios planetas distintos buscando a los miembros necesarios para poder llevar el trabajo a cabo, lo que acaba derivando en tramas individuales muy distintas y variadas en las que no vamos a parar de meternos en un problema tras otro.
La historia como tal no es que sea ninguna maravilla, pero el guion tiene mucho ritmo y hace un trabajo bastante bueno a la hora de justificar las numerosas desventuras en las que nos veremos inmersos, propiciando auténticos momentazos que son puro Star Wars. Además, la recta final no podría habernos gustado más, dejándonos un sabor de boca estupendo y la sensación de haber vivido un gran viaje que merece mucho la pena.
A todo esto debemos sumarle lo mucho que nos han gustado sus protagonistas. Kay es un personaje que se hace querer y con el que llegamos a empatizar fácilmente. Es valiente, tiene buen corazón, sabe encajar los golpes que le da la vida y tiene una capacidad innata para improvisar y sobrevivir en el hostil mundo en el que vive, pero también es un tanto torpe y sus intentos por darse aires para parecer profesional no suelen acabar demasiado bien, por no hablar de lo mal que se le da mentir, algo que en los bajos fondos es un auténtico problema, al igual que su inexperiencia.
Por su parte, Nix es una criatura adorable que para nuestra heroína no es simplemente una mascota, es familia, y la relación que hay entre ambos no podría ser más divertida y entrañable. Casi siempre están ambos en pantalla y ver cómo interactúan entre ellos y el cariño que se tienen le da un toque muy cálido a nuestro periplo. Finalmente, tenemos a ND-5, un droide que sirve como nuestro copiloto que desprende carisma puro con el cinismo y seriedad con el que afronta todas las situaciones, suponiendo un contrapunto fantástico a Kay que da pie a unas conversaciones con mucha química, muy divertidas y genialmente escritas. El resto del elenco de personajes nos ha convencido algo menos. Están bien, pero casi no se desarrollan ni tienen tiempo en pantalla, lo que es una pena, pues tienen potencial de sobra que queda sin explotar.
Otro de los grandes aciertos del guion lo tenemos en lo bien que refleja la vida en el Borde Exterior. No podemos olvidarnos que toda la trama gira en torno a los sindicatos del crimen y que nosotros mismos y nuestros acompañantes somos unos delincuentes, por lo que casi siempre nos toparemos con personajes que solo miran por sí mismos y que no dudarán en traicionarnos si sus intereses dejan de alinearse con los nuestros. De igual modo, siempre hay alguien intentando aprovecharse de nosotros y embaucarnos con mentiras y engaños para que hagamos justo lo que ellos quieren, y vernos inmersos en este tipo de entorno resulta muy interesante y ayuda a que realmente nos creamos lo que nos están narrando.
Un mundo abierto orgánico, interesante y muy bien diseñado
Centrándonos ya en lo que es su jugabilidad, decir que estamos ante un juego de mundo abierto en el que la acción y el sigilo llevan la voz cantante. Lo primero que llama la atención es, precisamente, la forma en la que está diseñado y planteado su mundo abierto. A diferencia de lo que podáis pensar, este no es un título que vaya de “limpiar iconos” en un mapa enorme. De hecho, no hay cosas tan manidas del género como las torres, los campamentos o las tareas de carácter repetitivo que hay que superar numerosas veces para obtener recompensas.
Evidentemente, hay iconos para marcar los objetivos de las misiones y otros puntos de interés, pero todos ellos los tendremos que descubrir por nosotros mismos, ya sea explorando u obteniendo información relevante que nos pueda guiar hasta dichos sitios, algo que podemos conseguir de diferentes maneras, como hablando con alguien que intente llamar nuestra atención, quedándonos a escuchar disimuladamente una conversación que parezca interesante, encontrando algún documento o realizando trabajitos para ciertos personajes.
Como veis, es un juego en el que las actividades y las misiones se nos presentan de un modo muy orgánico y natural, con momentos realmente sorprendentes que se producen de formas inesperadas, como terminar de comerciar con un vendedor aleatorio y que aparezcan unos soldados imperiales buscando extorsionarlo, un conflicto que mediamos tirando de nuestros contactos con el sindicato del territorio y que acabó con el mercader agradecido y haciéndonos descuentos en sus productos.
Este tipo de cosas son muy comunes y aunque sepamos que son eventos predeterminados, ayudan a que nos creamos la fantasía de estar viviendo aventuras en un mundo vivo en el que nuestras acciones y decisiones tienen su impacto, ya que rara es la situación que no tiene más de una resolución distinta.
Todo esto se acaba traduciendo en un juego que premia la exploración, que nos fijemos bien en nuestros alrededores y que nos demos unos garbeos por las calles y suburbios de las ciudades para ver qué se cuece, lo que encaja como un guante con la temática argumental de la obra y choca frontalmente con la sensación de estar haciendo “la lista de la compra” que tanto predomina en otras aventuras del género. Aquí vivimos aventuras, no completamos iconos.
Además, os alegrará saber que las misiones secundarias más importantes están realmente cuidadas, con tramas argumentales interesantes en las que hay que tomar decisiones clave y que nos llevan a hacer de todo mientras visitamos multitud de sitios por lo que probablemente nunca habríamos pasado. De hecho, están tan elaboradas que cuesta distinguirlas de las principales, lo que habla muy bien de ellas.
También existen otras tareas un poco más simples, pero que suelen ser divertidas de realizar, como que alguien nos pida que vayamos a investigar una isla para ver lo que hay en ella o que busquemos una pieza para reparar a un robot, aunque todas ellas se presentan de un modo tan natural que siempre resultan entretenidas de realizar. Adicionalmente, también podemos aceptar contratos, unos encargos repetibles muy básicos y sin argumento que se van generando a medida que jugamos y que suponen la mejor forma de subir nuestra reputación con los distintos sindicatos criminales.
Por cierto, si teméis que sea un juego con una cantidad excesiva y abrumadora de contenidos os alegrará saber que, aunque hay mucho por hacer para tenernos entretenidos durante decenas de horas, se trata de un título algo más contenido de lo que estamos acostumbrados a ver en los últimos años, priorizando la calidad sobre la cantidad. Nunca hemos tenido la sensación de que nuestro diario de misiones se haya descontrolado y el número de actividades que hemos tenido disponibles en cada momento de la partida siempre nos ha parecido muy manejable, algo que se agradece bastante. Además, las recompensas están muy bien equilibradas y raro será que nos desviemos a hacer una tarea secundaria en la que no nos den algo realmente útil.
Sobre el tamaño del mapa podemos decir algo parecido. En total, hay cinco planetas, uno que visitaremos brevemente en la historia, uno donde solo podemos movernos por una ciudad y otros tres que sí son auténticos mundos abiertos y que podemos recorrer rápidamente de punta a punta montados sobre nuestro speeder en poco más de 5 minutos, aunque son más densos de lo que parecen y cuentan con algunas urbes gigantescas por las que solo nos podemos mover a pie. En general, la sensación de escala está muy conseguida, pero, a la vez, todo tiene el tamaño perfecto para que desplazarnos de un lugar a otro no implique largos y anodinos paseos en los que no pasa nada, con puntos de viaje rápido muy bien colocados.
Una buena muestra de cómo Massive ha evitado los excesos de los que a veces pecan otros juegos lo tenemos mismamente en su duración, ya que estamos hablando de una producción cuya historia principal puede completarse entre 20 y 25 horas haciendo algunas actividades secundarias, una cifra que nos parece perfecta y que podemos ampliar en decenas de horas adicionales con sus contenidos opcionales si nos quedamos con ganas de más.
El equilibrio de poder del Borde Exterior
Otro de los grandes aciertos de Outlaws lo tenemos en su sistema de facciones. Como ya hemos comentado, a medida que progresemos en la aventura no nos quedará otra que lidiar con los diferentes sindicatos criminales que controlan el Borde Exterior y dependiendo de las decisiones que tomemos y de nuestras acciones, nuestra reputación con ellos subirá o bajará, lo que acaba teniendo un gran impacto en la partida.Venir de Tragamonedas Gratis Online
Si nos llevamos bien con alguno de ellos, nos dejarán pasearnos tranquilamente por los territorios que estén bajo su control, nos ayudarán si tienen ocasión de hacerlo, nos ofrecerán contratos y nos permitirán acceder a artículos exclusivos en sus tiendas, mientras que si tenemos mala fama con ellos no dudarán en dispararnos a la mínima que nos vean y hasta mandarán sicarios a por nosotros que pueden aparecer en cualquier momento para liquidarnos.
Como podréis suponer, una misión que nos lleve al territorio de un sindicato puede variar mucho dependiendo de nuestra reputación, y moverse por el mapa puede ser más o menos peligroso, por lo que la sensación general que tenemos es la de que nuestras acciones tienen un impacto real en el mundo y en la aventura que estamos viviendo.
Un detalle muy interesante es que las misiones, tanto principales como secundarias, suelen hacernos tomar decisiones que afectan al desarrollo de las mismas y que nos supondrán complacer a una facción a cambio de enfadar a las demás. Es más, algunas elecciones hacen que en el futuro recibamos misiones opcionales exclusivas que no veríamos de otro modo, ya que son encargos que derivan de las resoluciones argumentales a las que llegamos, lo que aporta algo de rejugabilidad.
Más allá de las elecciones, nuestras acciones también pueden afectar a nuestra reputación, ya que hay muchas formas de que esta suba o baje. A fin de cuentas, por muy bien que os llevéis con un sindicato, si os pillan robando en sus dominios o colándoos en zonas restringidas, no esperéis que os lo vayan a pasar por alto.
De este modo, el título nos sumerge en un constante tira y afloja con las facciones mientras buscamos la forma de mantener el equilibrio con ellas que resulta muy divertido y que va moldeando la partida de cada jugador, lo que sumado a lo bien diseñadas que están las misiones y a lo orgánico que resulta su mundo abierto termina de redondear una experiencia de juego muy satisfactoria e inmersiva que capta a la perfección la fantasía de estar viviendo una gran aventura en los bajos fondos del universo de Star Wars.
El único problema que hemos encontrado con este sistema es que nos ha parecido demasiado sencillo mantener una buena reputación con todas las organizaciones criminales a la vez, pues hay demasiadas ayudas para subirla y a poco que juguéis con algo de cabeza no vais a tener mayores dificultades para hacer que todas os miren con buenos ojos, restándole algo de tensión al asunto.
Aquí tampoco podemos olvidarnos de mencionar al Imperio. Como bien sabréis, las fuerzas imperiales gobernaban la galaxia en la época en la que transcurre el título, algo que Massive ha plasmado con acierto al introducir su presencia por todas partes. Además de tener ciertos territorios bajo su control con el acceso restringido a los civiles, su papel es, a efectos prácticos, el mismo que tiene la policía en juegos como Grand Theft Auto.
Si nos pillan husmeando donde no debemos, intentando colarnos en algunos de sus puestos de mando o atacando a sus soldados, comenzarán a perseguirnos y emitirán una orden de búsqueda para darnos caza. Evidentemente, si nos pillan, nos arrestarán y perderemos una buena cantidad de créditos y al igual que en GTA, cuanto más grave sea lo que hagamos, mayor será la artillería que sacarán para acabar con nosotros, por lo que comenzarán a colocar controles por el mapa para impedirnos el paso, mandarán refuerzos y hasta llamarán a los temibles soldados de la muerte, lo que nos ha proporcionado momentos muy divertidos, intensos y desafiantes cuando una infiltración en territorio imperial nos ha salido mal y la cosa se ha acabado descontrolando.
La importancia del sigilo
Algo que ya os habrá quedado muy claro llegados a este punto es que este es un juego de Star Wars en el que nos hay cabida para la Fuerza ni los Jedi. No en vano, Kay no deja de ser una simple forajida que si ha conseguido sobrevivir hasta ahora es gracias a su capacidad para improvisar y adaptarse, por lo que no es precisamente una luchadora nata.
Así pues, para cumplir con éxito la mayoría de nuestros objetivos no nos va a quedar otra que recurrir al sigilo. Obviamente, hay momentos en los que sacar el bláster será imprescindible y liarnos a tiros es una opción válida en un buen puñado de situaciones, pero combatir dista de ser lo más recomendable y suele quedar relegado a nuestro último recurso. Es más, existen muchas misiones en las que si alguien da la alarma, fracasaremos automáticamente y nos tocará cargar punto de control, algo que puede resultar un tanto frustrante, pero que deja claro que el título se ha diseñado con el foco puesto en que actuemos como auténticos ladrones y demostremos nuestras dotes para el subterfugio.
¿La buena noticia? Que todo lo que rodea a las mecánicas de sigilo funciona genial, propiciando unas infiltraciones fantásticas, sorprendentemente satisfactorias y repletas de posibilidades que premian nuestra creatividad e ingenio. A primera vista puede parecer que todo es demasiado básico y que no va mucho más allá de las acciones típicas que hemos visto en decenas de juegos, pudiendo agacharnos para movernos más despacio y hacer menos ruido, silbar para atraer enemigos a nuestra posición, usar zonas de hierba alta para que no nos vean o ejecutar de un solo golpe a quienes pillemos desprevenidos, algo a lo que hay que sumar un disparo que tarda en recargarse tras su uso y que nos permite eliminar silenciosamente a alguien a distancia.
Sin embargo, nuestra mejor arma no es otra que Nix, a quien casi podríamos considerar como un personaje jugable más. A excepción de un par de momentos muy concretos durante la historia principal, esta adorable criatura siempre nos acompaña a todas partes y podemos ordenarle que realice numerosas tareas contextuales distintas, entre las que se incluyen cosas como detonar elementos explosivos, sabotear alarmas, robar ítems, traernos armas, pulsar botones, distraer guardias, desviar la atención de las cámaras de seguridad y un largo etcétera.
Como podréis intuir, esto nos abre un enorme abanico de posibilidades a la hora de plantear nuestros planes de infiltración, el cual se va ampliando a medida que progresamos y Nix aprende nuevos trucos. Por si no fuese suficiente, gracias a sus aguzados sentidos también nos permite resaltar los elementos con los que podemos interactuar y señalarnos la posición de los enemigos para que sepamos en todo momento si tenemos a alguien cerca.
Lo mejor es que el título nos está invitando constantemente a que le saquemos partido a las habilidades de nuestro pequeño acompañante y seamos creativos con ellas para superar sin ser detectados los numerosos obstáculos con los que nos topamos en el camino, dándole cierta personalidad a las mecánicas de sigilo y consiguiendo que nos sintamos como auténticos espías cuando completamos nuestro objetivo sin que nadie haya siquiera sospechado de nuestra presencia.
Por supuesto, todo esto caería en saco roto sin un buen diseño de niveles, aunque este es otro punto en el que Outlaws vuelve a destacar, ya que todos los escenarios están estudiados al milímetro para ofrecernos multitud de rutas y oportunidades para infiltrarnos. Los sitios en los que nos tenemos que introducir suelen ser amplios y darnos bastante libertad para decidir cómo queremos proceder (lo que no quita que haya misiones lineales y algo más rígidas), con momentos que requieren incluso algo de exploración para encontrar la manera de llegar al objetivo o simplemente para dar con la localización de lo que estamos buscando.
Hay de todo, desde enormes estaciones espaciales y fortalezas del imperio hasta pequeñas guaridas de contrabandistas, pero todas estas zonas suelen tener en común cierta verticalidad que las dota de complejidad, por lo que no faltan las escaleras, los ascensores, los conductos de ventilación e incluso ciertos elementos de “plataformeo” (un tanto rudimentarios y automatizados, eso sí) que nos requerirán escalar, saltar, manipular mecanismos y hasta utilizar una cuerda con gancho para balancearnos y sortear abismos.
También nos parece un acierto que tan importante es movernos en sigilo cuando estamos dentro de los sitios de acceso restringido como trazar un buen plan de entrada y de salida, ya que nos tenemos que buscar la vida tanto para acceder a ellos como para escapar, algo para lo que suele ayudar estudiarlos desde lejos con los prismáticos para localizar los mejores puntos de entrada.
Aquí conviene destacar que durante nuestras incursiones vamos a tener que piratear montones de terminales y cerraduras para abrir puertas, desactivar cámaras y realizar otras tantas acciones, lo que suele resolverse con dos minijuegos distintos: uno de ritmo y otro al estilo Wordle. Vamos a repetirlos tantísimas veces que llega un punto en el que se pueden hacer algo pesados, aunque aportan algo de tensión, pues al realizarlos la acción no se detiene y nos pueden detectar si no nos hemos asegurado primero de despejar los alrededores.
Como veis, el sigilo, sin ser nada rompedor, es divertido y gratificante gracias su combinación de mecánicas, variedad de situaciones y diseño de niveles, aunque no se libra de un problema que estropea la experiencia más de lo que nos gustaría: su errática IA enemiga. Para empezar, cuesta predecir si nos van a detectar o no, ya que nos ha pasado de todo, desde un soldado que nos vio desde la otra punta de la base con hierba alta y un árbol de por medio hasta otros que no fueron capaces de enterarse de los puñetazos que le estábamos pegando a su compañero justo a su espalda.
Además, las rutas de patrullas que siguen son muy rígidas y las reacciones que tienen a los imprevistos no terminan de convencer, pues tienden a olvidarse rápidamente de cualquier cosa extraña que han detectado, por no hablar del mal oído que tienen y de la manera tan caótica en la que nos buscan cuando saben que andamos cerca. No es que arruine la experiencia ni la haga menos desafiante (suele haber tantos enemigos y obstáculos que siempre nos obligan a actuar con cautela), pero resta mucho en inmersión y estropea algunos momentos.
No pienses, usa tu instinto
Obviamente, cuando el sigilo falla o las misiones nos obligan a ello, nos toca participar en tiroteos, unos combates que engañan mucho y dan muy mala impresión durante los primeros compases, cuando apenas tenemos herramientas y los rivales son simple carne de cañón. Al principio, casi todo consiste en tomar cobertura, disparar con nuestro bláster con un gunplay meramente funcional y ordenarle a Nix algunas acciones que nos puedan dar ventaja, pero a medida que ganamos nuevas habilidades y las cosas empiezan a complicarse con enemigos más duros, los enfrentamientos mejoran rápidamente y se convierten en una experiencia muy divertida que nos obliga a improvisar todo el rato.
La clave está en que podemos recoger armas del suelo de munición muy limitada para usar contra nuestros adversarios. Por supuesto, estas son mucho más poderosas que nuestro bláster, el cual se empieza a quedar un tanto obsoleto cuando las situaciones se complican, así que si queremos liquidar eficientemente a nuestros rivales no nos queda otra que rearmarnos constantemente con lo que encontremos por el escenario mientras usamos el entorno a nuestro favor, ya sea para cubrirnos, despistar a nuestros perseguidores o guiarlos hasta una trampa para liquidar a varios a la vez.
De igual modo, generar concentración es algo imprescindible para sobrevivir cuando estamos contra las cuerdas, ya que gracias a este recurso podemos activar un modo al más puro estilo Dead Eye de Red Dead Redemption con el que ralentizamos el tiempo y marcamos a varios enemigos para liquidarlos a todos de una sola vez. Sumad que nuestro bláster tiene diferentes modos de disparo (uno normal para hacer daño, otro explosivo y uno iónico que destroza escudos y droides) con sus propios modificadores individuales que cambian la forma en la que se comportan
No es que sean los mejores tiroteos que hemos jugado nunca, pero nos obligan a usar todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición y eso siempre es una buena señal. Vais a usar granadas, viales de bacta para curaros, vais a estar dando órdenes a Nix sin parar, vais a reposicionaros numerosas veces, vais a usar todos los módulos de vuestro bláster y no vais a dudar en agarrar cualquier arma que veáis por ahí mientras creáis distracciones y evitáis que os rodeen, por lo que no os va a dar tiempo a aburriros con ellos una vez hayáis avanzado lo suficiente en la aventura.
Nuevamente, el gran pero aquí lo tenemos en la IA enemiga, cuyos fallos y errores resultan incluso más evidentes durante los momentos de acción. Se lanzan a por nosotros casi de forma suicida, tienen problemas para interactuar con el entorno, no suelen tomar demasiado bien las coberturas e incluso se entorpecen entre ellos, por no hablar de las veces que los hemos visto correr como pollos sin cabeza. A veces nos tiran alguna granada para sacarnos de nuestros escondites o plantan escudos, pero la dificultad de estos momentos procede de lo numerosos que son y de la cantidad de vida que nos quitan, no por sus comportamientos y tácticas para eliminarnos, rompiendo un poco la ilusión de inmersión.
Pilotando nuestro propio montón de chatarra
Como no podía ser de otro modo en un juego como este, el otro gran pilar de su jugabilidad lo tenemos en la posibilidad de pilotar nuestra propia nave espacial, convirtiéndose en nuestro medio de transporte para movernos de un planeta otro. Si bien la entrada y salida de cada mundo se realiza de forma automática, esto sucede sin cortes de ningún tipo con una puesta en escena realmente buena.
Una vez estamos en el espacio, solo podemos seleccionar un salto al hiperespacio para llegar a otra órbita o movernos por los alrededores de cada uno de los planetas, donde solemos encontrar algunas actividades para realizar que, en este caso, sí nos han parecido algo más anodinas y menos interesantes, como recolectar recursos o batallar contra naves hostiles.
El problema es que los duelos espaciales no llegan a ser emocionantes ni especialmente divertidos por culpa de unas mecánicas extremadamente básicas, simples y sin apenas profundidad, como bien demuestra el manejo tan arcade y ligero de nuestro vehículo. Ni quiere ni necesita ser algo como Star Wars Squadrons, pero las escaramuzas que hemos tenido pilotando nos han dejado un regusto amargo. Casi todo consiste en fijar a un enemigo y disparar, ya sea con las torretas o los misiles, y las maniobras evasivas resultan un poco torpes y no permiten que vivamos buenas dogfights, lo que deriva en unas luchas un poco caóticas que pasan con más pena que gloria.
Por suerte, durante la historia hay muy pocos momentos obligatorios con batallas de naves espaciales y los pocos que hay os podemos asegurar que lo que les falta de profundidad jugable lo saben compensar con un espectáculo y una épica en pantalla absolutamente increíbles, terminando de construir esa fantasía de Star Wars que tanto buscamos al jugar.
Un acertado sistema de progresión
Otro aspecto que diferencia a esta producción de Ubisoft de otros tantos juegos de mundo abierto actuales lo tenemos en su sistema de progresión, el cual desecha por completo casi todos los aspectos roleros que solemos encontrarnos en todas partes para que así pasemos el menor tiempo posible en sus menús. De entrada no hay niveles, ni puntos de experiencia, ni árboles de talentos, ni puntos de habilidad, ni atributos o estadísticas de personajes, ni piezas de equipo con colores de rareza ni nada que se le parezca.
En vez de eso, tenemos un sencillo sistema de equipo que solo nos otorga unas leves mejoras como que nos movamos más rápido al andar agachados o que generemos más concentración al eliminar rivales, las cuales evidentemente ayudan, pero nunca llegan a ser imprescindibles.
Sin embargo, lo más importante de todo son los especialistas, quienes nos proponen cumplir una serie de retos para desbloquear las distintas mejoras permanentes que nos ofrecen. Ahora bien, antes de poder acceder a ellos tenemos que cumplir la misión que tienen asociada para así desbloquear sus desafíos, misiones que, por cierto, están trabajadísimas y no tienen nada que envidiar a ninguna de las principales.
Una vez hemos desbloqueado al especialista en cuestión, toca cumplir los requisitos de adquisición de cada una de sus habilidades, los cuales van desde reunir un determinado número de recursos hasta encontrar un material único, poner celoso a Nix, acertar 15 disparos a la cabeza o eliminar a 6 enemigos a la vez con el modo Concentración, por citar unos pocos ejemplos. Hacerlo es algo que merece mucho la pena, ya que esta es la forma de obtener aumentos de nuestra barra de salud, nuevos trucos para nuestra mascota, habilidades tan útiles como poder noquear en sigilo a enemigos élite y otras muchas cosas que os aseguramos que vais a querer, incluyendo herramientas que os van a permitir acceder a lugares que de otro modo os serían imposibles, un ligero toque metroidvania que le sienta muy bien.
Gracias a esto, nuestra forma de progresar consiste en explorar y “hacer cosas”, algo que creemos que encaja de fábula con su propuesta de hacernos vivir una gran aventura de acción y sigilo, evitando largas sesiones en los menús que en este caso no aportarían demasiado y nos distraerían de lo realmente importante: jugar.
Una recreación inmejorable de una galaxia muy, muy lejana
En lo que respecta a su apartado gráfico, no podemos evitar quitarnos el sombrero ante el apabullante trabajo que ha realizado Massive con los escenarios. La recreación de todos y cada uno de los planetas que visitamos es simple y llanamente increíble, tanto en lo artístico como en lo técnico, con unas texturas de gran calidad, una iluminación fantástica que nos deja estampas muy evocadoras y un nivel de detalle espectacular. Por momentos, la ambientación llega a ser sobrecogedora de lo buena que es y si sois fans de la saga vais a gozar como nunca recorriendo hasta el último palmo del mapa, donde no faltan localizaciones tan icónicas como Mos Eisley o el palacio de Jabba.
Sí, si nos paramos a fijarnos en detalle es fácil encontrarle algunas costuras, como ciertas texturas que a veces cargan un poco tarde o algún bug visual poco molesto, pero nos cuesta expresar con palabras lo muchísimo que hemos disfrutado con el constante espectáculo que hemos tenido en pantalla. Hasta las partes que se desarrollan en el espacio tienen un acabado sobresaliente y tremendamente fiel al material original.
Sin embargo, la parte negativa la ponen los modelados de los personajes, especialmente de los humanos, los cuales nos han parecido inexplicablemente pobres e indignos. Falta mucho detalle en las caras, la textura de la piel no convence, los cabellos dejan mucho que desear y los rostros carecen de cualquier tipo de expresividad facial. Sumadle algunas animaciones un tanto extrañas y poco pulidas (lo de noquear enemigos con armadura y casco de un solo puñetazo es algo que se deberían haber replanteado) y os queda un punto que desluce un tanto una obra que incluso así sigue impresionando en lo gráfico.
Por cierto, como suele ser habitual, en consolas tiene varios modos gráficos y nos alegra confirmaros que en todos ellos el rendimiento nos ha parecido muy estable y que la calidad visual es más o menos decente si optamos por jugar a 60 fps, aunque nuestro favorito ha sido el modo Calidad con la opción de jugar a 40 fps.
Finalmente, el sonido es Star Wars en estado puro. La banda sonora es potentísima y muy variada, deleitándonos con una gran cantidad de temazos, tanto nuevos como revisiones de clásicos, que suenan tal y como esperaríamos de una producción de la saga. El diseño de sonido también es excepcional y los efectos son perfectamente reconocibles, desde los ruidos que hacen las diferentes criaturas hasta el ruido de los disparos de los bláster.
Por supuesto, el título nos llega completamente doblado al español con un doblaje que nos ha parecido simplemente correcto y que palidece ante las inigualables interpretaciones de los actores originales en su versión inglesa, quienes aportan una riqueza de matices y una personalidad tan única y marcada a sus personajes que en nuestra lengua no se ha conseguido terminar de replicar. Eso sí, se agradece mucho la inclusión de voces en castellano y más en un juego como este donde hablan constantemente mientras jugamos. Además, como incluye un selector de idiomas independiente para los textos y el audio, podréis jugar como más os guste.
Conclusiones
Como habéis podido comprobar, nos cuesta esconder lo mucho que nos ha gustado Star Wars Outlaws, una gran aventura que se ha atrevido a alejarse de las convenciones habituales de los juegos de Ubisoft para deleitarnos con un mundo abierto orgánico, con personalidad y muy bien diseñado que estamos convencidos de que os va a sorprender tanto como a nosotros a poco que decidáis darle una oportunidad.
sus protagonistas tienen carisma y química, el sistema de reputación con los sindicatos es realmente divertido, el sigilo es bastante satisfactorio, los tiroteos mejoran conforme pasan las horas, la escala de los planetas está muy bien medida, el volumen de sus contenidos nos parece perfecto y las misiones, tanto principales como secundarias, suelen rayar a un nivel muy alto. Y todo ello sin olvidarnos de su apabullante ambientación y de la cantidad de detalles que como fans nos han sacado una sonrisa.Venir de Tragamonedas Gratis Online
No se libra de algunos problemas que enturbian un poco el conjunto, como una IA enemiga que no da la talla ni para los momentos de sigilo ni los de acción, unas batallas espaciales algo insulsas en lo jugable o unos modelados de personajes que dejan mucho que desear, pero si os gusta Star Wars tanto como a nosotros, aquí tenéis un emocionante y absorbente viaje que no os vais a querer perder.
Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Ubisoft.